Las temperaturas gélidas nos llevan acompañando unos días y hay que abrigarse bien si no queremos sentir la mordedura del frío. Los adultos lo tenemos algo más fácil; somos conscientes de cómo protegernos o, en caso de ir sin las capas suficientes (o las adecuadas), buscamos dónde guarecernos. Hace un tiempo publicamos el post Consejos para vestirse durante el invierno, dirigido a adultos, por si quieres echarle un vistazo.
Los pequeños de la casa todavía tienen mucho que aprender, pero ese no es su objetivo ahora: quieren disfrutar, jugar y el frío no es un impedimento, al menos en la mayoría de los casos. Son los padres los que se ponen nerviosos porque no saben si tienen las capas suficientes o, por el contrario, si se han quedado cortos.
En Confecciones Emilio hemos preparado una serie de consejos que te podrán guiar.
Abrigados, no sobreabrigados
Los padres suelen abrigar demasiado a sus hijos. El objetivo es protegerlos, pero tanto si los forramos de ropa como si no les abrigamos lo suficiente es perjudicial para su salud. Si el niño o niña lleva capas de ropa en exceso, sudará. Este sudor calará sus ropas y estaremos ayudando a que se quede frío, fomentando lo que precisamente queremos evitar.
En primer lugar, debemos conocer a nuestros hijos: hay peques más calurosos y otros más frioleros. Las capas debemos ajustarlas a su metabolismo. Lo más fácil es escuchar al niño/a o, en caso de que no hable todavía, solo hay que observar. En caso de que le agobien los guantes, el gorro… Es importante respetarlo. Eso sí, con una lógica: si hay 5 grados, no podemos llevarlo sin abrigo, por mucho que le moleste.
El peque que va correctamente abrigado es aquel que lleva la ropa adecuada para el lugar, el momento y la actividad que va a desarrollar. La técnica ideal es la de capas de cebollas, es decir: capas de ropa. Entre estas capas se crea una fina película de aire, lo que supone un aislante muy eficaz. Además, cada vez que entre a interiores será más fácil de adaptar.
Cómo abrigar a un bebé
Los bebés son un caso aparte, ya que son mucho más sensibles a la temperatura externa. Es decir, su reacción a los cambios bruscos de temperatura es mucho más intensa que la de los niños algo más mayores y, por lo tanto, estos cambios pueden ser mucho peores para ellos.
Los peques menores de 12 meses no regulan correctamente su temperatura corporal y corren el riesgo de sufrir hipertermia. Lo ideal para los bebés es estar en entornos con temperatura controlada, pero hay una norma muy sencilla para cuando tienen que salir al exterior: deben llevar una capa más que tú.
Las claves para abrigar bien a tu hijo
El invierno puede traernos buenos quebraderos de cabeza, por lo que te dejamos cinco claves para que abrigues correctamente a tu hijo o hija esta estación:
- Los bebés que todavía no tienen mucha movilidad deben ir bien abrigados, especialmente la cabeza (la más importante), manos y pies, que es por donde se escapa principalmente el calor.
- Los niños y niñas de a partir de 7 años no tienen por qué ir tan abrigados, ya que se mueven mucho más. Si tu hijo o hija es muy caluroso, podemos plantear eliminar la camiseta interior.
- Elegir prendas térmicas únicamente cuando nos vamos de excursión a la nieve. Para el resto de casos es importante llevar a cabo la técnica de las capas para poder adaptarnos a la temperatura del lugar en el que entremos.
- Las prendas de algodón serán tus mejores aliadas: favorecemos la evaporación del exceso de calor y no ponemos en riesgo la salud de nuestro peque.
- Los peques con piel atópica no toleran la lana; les pica y puede ocasionar problemas en su piel.
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